jueves, 5 de diciembre de 2013

Podrá estar el cielo nublado o radiante, pero pase lo que pase el estilo seguirá siendo innegociable.

http://www.youtube.com/watch?v=nEjLFpU2pJ4

martes, 26 de noviembre de 2013

Sin mas

No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, es totalmente cierto. Desde pequeñito me comparaba contigo, porque eras todo lo que yo no conseguía ser. Parecía que siempre nos mirabas a los demás desde lo alto de tu atalaya, a la que solo podían subir los que eran como tú. Te elegían el primero en los partidos del recreo, también en el balón prisionero. Eras el héroe que cortaba liebre, el que liberaba a los demás en el polis y cacos, molabas.
Crecimos un poco más tarde que las chicas, pero para cuando empezábamos a fijarnos en sus pechos ellas llevaban ya tiempo suspirando por ti. No había anécdota divertida no friki en clase de la que tu no fueras protagonista. Sacaste matrícula de honor en segundo de bachillerato, triunfaste en la noche, porque fuiste el único de nosotros que no durmió solo.

Llegó selectividad, y después no volvimos a vernos.

Y hoy nos encontramos aquí, en el corazón de Argüelles, con un mini de cerveza en la mano. Yo camisa de cuadros y camiseta blanca de C&A, tu camiseta petada de Abercrombie y una rubia potente un paso detrás tuya. Un "¡ostias!" y un abrazo. Colega, cuando estás borracho eres igual de feo que los demás. Quieres charlar un buen rato, pero pronto te das cuenta de que no vamos a hablar en una noche más de lo que hemos hablado en 10 años. Te miro a los ojos y veo al mismo chaval del que no me fiaba hace tiempo. Tengo ganas de darte las gracias por todo lo que me has aportado, por haber sido mi rival tantos años, por haberme mostrado el camino que yo no pensaba seguir, pero sobre todo porque con el tiempo mi camino me ha enseñado que las derrotas son el premio de saber admirar los baches en tu vida. Miras en mis ojos buscando aquel chaval tímido y asustado, pero no lo encuentras. No lo encuentras porque no eres capaz de darte cuenta de que ese chaval es el mismo de ahora, con la diferencia de que se miró una mañana en el espejo y se atrevió a reconocerse.

-¿Qué haces con tu vida?

-Pues me va todo de lujo, me voy a Boston en un par de sema...

Suena "el roce de tu cuerpo". Grito y me doy la vuelta a buscar a mis colegas, para saltar y abrazarnos borrachos todo el tiempo que suene la canción. No volvimos a vernos.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Brindo

Por los pequeños héroes, esos torpes anónimos que nos hacen sonreír cada mañana. Todos aquellos personajillos que se rebelan contra un sistema asfixiante atreviéndose a ser ellos mismos, asumiendo las consecuencias. Esos tercos que se empeñan en inventar sus propias leyes físicas a base de constancia y determinación, haciendo que tomarse una cerveza con ellos se convierta en una actividad indispensable de la semana. Son tan espontáneos que en cualquier momento pueden soltar una frase increíble, olvidarla al cabo de un minuto, y conseguir que se la recuerdes con el paso de los años. Cuando estás enfadado con el mundo, a tus ojos son niños pequeños que con suerte conseguirán sacarte una sonrisa con sus chiquilladas, pero cuando sonríes no deseas otra cosa sino que estén a tu lado. Sin darse cuenta, con un simple gesto espontáneo pueden conseguir que te replantees tu existencia, ¿por qué? Porque pueden, porque se conocen mejor de lo que te conoces a ti mismo, porque se miran cada mañana al espejo y se reconocen. Asumen sus limitaciones, pero tienen bien clara la diferencia que hay entre algo que es imposible y algo que requiere esfuerzo.

Porque de esto último les sobra, y no les importa emplearlo en cosas que te parezcan auténticas chorradas. Son quienes van a empezar a cantar una canción en medio de un bar, los que empiezan a aplaudir, los primeros que entran a bailar a una discoteca, la primera mano que se levanta cuando el profesor pregunta en clase... son tan distintos a ti y a la vez tan parecidos, son entrañables pero también te resultan un tanto agresivos, porque cuando abres los ojos como platos y sonríes al ver lo que son capaces de hacer, por dentro te dices a ti mismo que tú nunca serías capaz de hacer algo así.
Y entonces es cuando se te plantea el dilema: ¿Te unes a ellos e intentas hacerlo, o te quedas admirándoles junto al resto del mundo?
Para mí es maravilloso pasarte una vida aplaudiendo, porque si tus aplausos son sinceros, significa que has vivido cada día como si fuese el último, pero no sería yo mismo si me quedase quieto aplaudiendo mientras veo cómo otros arrancan sonrisas a la gente.

Brindo por todos los que son auténticos, por la sensación que se siente cuando todos sonreímos a la vez, por todas las personas que se atreven a caminar iluminando su trocito del mundo, muchas gracias, porque por muchas nubes que haya en el cielo, aunque haya días que no podamos ver las estrellas, desde el cielo tendrán una imagen preciosa de nuestro mundo.

jueves, 24 de octubre de 2013

Procrastinación



-El otro día leí en el periódico una palabra que me llamó mucho la atención: procrastinación.

-¿Sabes lo que significa?


-Iba a buscarlo, pero al final se me olvidó, espera que miro en el móvil... Procrastinar, "diferir, aplazar".

-Para mí, procrastinar es empezar a ir al gimnasio en enero y dejar de ir a las dos semanas. Es seguir viendo las hojas en blanco del cuaderno que un día prometiste llenar de cuentos. Es empezar a estudiar un mes antes de los exámenes en vez de llevar al día las asignaturas. Es decirle a tu primo pequeño que un día le llevarás a ver un partido del Madrid y que te acabe llevando él en su coche. Es gritar a los 7 años que algún día cambiarás el mundo y no votar a los 18. Es no decirle lo que le tienes que decir a la chica que te gusta. Es encontrarte a un viejo amigo por la calle, concluir la conversación diciendo que a ver cuándo nos vemos y volvértelo a encontrar un día en el supermercado haciendo la compra con los niños. Es decirle a tu abuela que irás a comer los martes a su casa y acabar viéndola los sábados cuando ella viene a la tuya...

-Vaya, el tema da para unas cuantas cervezas...

-Te propongo jugar a un juego: vamos a escribir en un cuaderno todas las cosas que nos propongamos hacer, para que no se nos olviden. Pondremos un tic en aquellas que hayamos llevado a cabo y,cuando volvamos a encontrarnos, nos los intercambiamos. Así será como si todo este tiempo hubiésemos estado juntos.

lunes, 7 de octubre de 2013

La primera en la frente

Vuelven los agobios, la rabia, la impotencia y, después de todo, la asimilación de la realidad. Concluyes que este año vas a tener que tomarte otra vez la cucharadita de mierda, y valoras la posibilidad de atesorar cada instante de felicidad, porque tienes muchas cosas que hacer... y el fracaso no es una opción que contemples.

Te agarras a todo lo positivo que tienes a mano, cierras los ojos. Empiezas a correr.

martes, 24 de septiembre de 2013

Hoy tengo un día

de esos que te despiertas con sueño. No te da tiempo a ducharte y a desayunar porque te has quedado dormido y tienes que llegar a tiempo a una clase práctica que tienes a las ocho y media de la mañana. Aprovechas la hora y cuarto de trayecto para recuperar sueño en el tren, porque los cascos se te han vuelto a estropear, así que la banda sonora de hoy es interpretada por Dolores de Cabeza. Llegas a clase 5 minutos tarde, lo suficiente para perderte el comienzo de la explicación del profesor. En la pizarra aparece una estructura, qué fea es. No sabes cómo empezar a resolverla. El profesor empieza a preguntar voluntarios que aporten ideas. Te callas como una puta. Empieza la ruleta rusa, salen nombres al azar y... ¡enhorabuena! hoy te has librado, pero por si acaso evitas cruzar tu mirada con la del profesor durante toda la clase.
Pasan las clases, seguimos erre que erre con el dolor de cabeza, con los agobios por los exámenes que se acercan, con la planificación de esta tarde y con esa conversación de besugos que tienes pendiente en el wasap. Llega la hora de comer, sales rápido de clase pero te distraes hablando con un par de colegas y pierdes el metro de las 3 menos veinticinco, y el autobús de las 3, y el capítulo de big bang que echan a las 4...
Entras en casa y tiras la mochila al lado de los pufs. Pones a calentar un tupper de esos que mamá deja ya preparaditos y te tumbas en el sofá. Tienes que volver a calentarlo porque te has quedado dormido un buen rato, menos mal que ha llegado mamá a casa para despertarte... cuando te quieres dar cuenta son las 5 y media y no has hecho nada. Piensas en la práctica que tienes mañana y te pones a estudiar tras tomarte un gelocatil.
Borras el resto del día de tu memoria, salvo el partido del aleti, qué crack que es Diego Costa. Mañana más y mejor.

domingo, 18 de agosto de 2013

Te morías por volver

con la frente marchita, como cantaba Gardel, por sentarte en un bar a contar tus historias con unas cervezas por delante, compartir todos esos buenos recuerdos y experiencias que has tenido la fortuna de acumular durante todo el trayecto. Tienes tanto que contar que no sabes ni cómo vas a hacerlo, pero te da igual porque necesitas soltarlo, necesitas sentir que has regresado a casa. Y que vean que no eres el mismo. Saliste corriendo sin saber muy bien lo que buscabas, necesitabas huir, alejarte de todo y aclarar tus ideas. Viste salir el sol desde veinte lugares distintos, contaste veinte veces las estrellas asegurándote de que no faltaba ninguna, aprendiste que un idioma distinto no hace diferentes a las personas, pues a veces dos lenguas pueden juntarse en una sola. Adoptaste la cerveza como religión universal, brindaste por mil y un motivos distintos, cantaste hasta quedarte sin voz y seguiste cantando hasta que la policía te dijo que no, te bañaste en playas, fuentes, ríos, arroyos, hiciste nuevos amigos, amigas, descubriste que puedes llegar a un lugar y sentirte como si hubieses pasado toda tu vida allí. Intercambiaste sonrisas por historias.

Pero lo que mejor te hacía sentir no eran todas esas anécdotas, era el haber tenido la libertad de llegar a conocerte un poquito más a ti mismo.

viernes, 12 de julio de 2013

Monstruo

Sumerges la cabeza debajo del agua y cierras los ojos.

Poco a poco empiezas a sentir las emociones, deseos, sentimientos. Tu primera reacción es salir, que acabe, pero intentas bloquear tu mente y sigues adelante, pasan los segundos que suenan como tambores en tu conciencia, sientes el esfuerzo, el desgaste y sigues, sigues porque no te planteas otra cosa, porque no dejas a tu cuerpo otra respuesta alguna, te enfrentas en un pulso contra él, a ver quien aguanta más. Flaquean tus fuerzas pero lo que te falta lo sustituyes por mensajes, frases, ánimos, esperanzas, ilusiones... quemas hasta el último de tus cartuchos porque sabes que no lo saborearás plenamente si no lo diste todo. Es entonces cuando te encuentras preparado para afrontar ese momento pleno que estabas deseando, aquel en el que utilizaste todos tus cartuchos, aquel en el que sin oxígeno solamente te queda salir o apagar las luces.

Sacas la cabeza del agua, miras al cielo y exhalas todo el aire que pueden albergar tus pulmones. Bienvenido a tu libertad, úsala como quieras.

domingo, 7 de julio de 2013

Trepa

Las sensaciones son totalmente distintas, desde que te levantas hasta que te acuestas.

Lo hueles en el aire, lo notas hasta en el sabor de las galletas, la música te lo susurra a cada paso que das. Avanzas con la seguridad de quien tiene la certeza de que su camino tiene final. No te sientes como imaginabas sentirte al principio del camino, te sientes mejor, porque sabes que todo lo que estás haciendo tiene un sentido, merece la pena escalar la cima si vas a disfrutar de unas vistas preciosas, pero no puedes dejar de preguntarte si realmente quieres dejar de escalar. ¿Qué es lo realmente importante, escalar para disfrutar las vistas o elegir vistas para seguir escalando? Supongo que es una decisión personal de cada uno, pero por mi experiencia me quedo con la escalada: haces deporte, saboreas el esfuerzo y sabes que no te irás a casa hasta que llegues arriba. Sin embargo, aunque es precioso, el disfrute de las vistas no deja de ser un instante, un instante bello y mágico. ¿Valdría entonces la pena dedicar nuestras vidas a la búsqueda de un instante perfecto de belleza y felicidad? ¿Y después qué?

miércoles, 3 de julio de 2013

Keep bleeding

Cuando cumplió los 18 se dio cuenta de que quizás estaría bien dedicarse a escribir. Su madre le decía que si fuese tan buen estudiante como ocurrente, sería un genio. Nunca se planteó escribir como profesión, pero sí como hobby, para tener algo que realmente le perteneciese, algo que enseñar a la gente. Y así de golpe, una noche de verano con Romeo y Julieta de los Dire Straits sonando de fondo empezó a escribir lo primero que se le pasaba por la cabeza. Al principio lamentó no haber trazado previamente un plan de acción detallado, ya que se quedaba en blanco al final de bastantes líneas. Cuando vio que no iba a ser capaz de seguir hilando palabras durante mucho más tiempo, decidió cerrar su primer cuento. Estaba inacabado, pero se obligó a guardarlo y a ponerle un nombre ya que prefería una obra inacabada que una carpeta vacía.
Han pasado tres años y tres meses desde aquella noche accidental, y ahora, al contemplar su trabajo, empieza a entender un poquito el significado de todo lo que ha construido. Porque, de una forma u otra, no deja de ser una parte de él mismo. Hoy le ha entrado la nostalgia y se ha puesto a revisar todas las carpetas donde guarda cualquier chorrada que se le haya ocurrido en cualquier momento, localizado o perdido, de estos últimos años y no puede evitar sonreírse, mirando con recelo la puerta de su habitación por si hay alguien espiando, pues todavía no ha llegado el momento de compartirlo con nadie.

martes, 18 de junio de 2013

Este año por tu cumpleaños vamos a regalarte una tacita de fe, para que aprendas a creer, pseudo romántico empedernido, en ese mundo tan bonito que pintas con tus palabras pero que eres incapaz de ver con tus propios ojos. ¿De qué te sirve escribir si no eres capaz de iluminar a quien más lo necesita, a ti mismo? No nos importa que mires hacia otro lado, que escondas tus problemas debajo de la alfombra o que los disimules con el alcohol. No nos importa que nos grites, que nos insultes o que nos apartes, porque vamos a estar siempre contigo. Da igual lo que elijas, elige no elegir si lo prefieres, equivócate otras doscientas veces, vuelve a tropezar absurda, ridícula o fantásticamente pero vamos a seguir contigo. No nos vamos a despegar de ti por mucho que te frotes en la ducha.
Es inútil. Prueba si quieres a comprarte una nueva personalidad, cambia tu mundo, coloréalo a tu gusto pero seguiremos aquí, tanto si quieres conocerte como si no, porque somos como las personas a las que amas: por muy lejos que estés de ellas siempre se llevarán consigo una parte de ti. Con la diferencia de que nos tendrás tan lejos como seas capaz de alejar tu mente. Pero no importa, siempre regresamos, porque somos tu esencia, somos el primer beso, la primera palabra después de probar tu plato favorito, tu cara de tonto cuando tus amigos te hacen una fiesta sorpresa por tu cumpleaños, esa sonrisa boba cuando la persona que te importa te llama al teléfono, esa mirada al lento avance de las nubes cuando estás tumbado en el césped saboreando tu primera tarde de verano...Puedes correr todo lo que quieras, que nosotros lo haremos contigo.



No puedes renunciar a tus instintos.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Gliphe

Iré directamente al grano: esta entrada es para ti, ahora viene el por qué, que es lo que nos interesa.

Porque fuiste la primera persona con la que compartí el secreto de este blog cuando empecé a escribirlo en semana santa de 2010, porque siempre estás al pie del cañón, de una manera o de otra, sonriendo e intentando darnos un poquito de luz a los demás. Ya sé que este año es duro tal y como están las cosas y que te quedan un par de semanas muy duras y después llegará el descanso que tanto esperas y te mereces. Sé que entonces volverás a escribir, pero como todas estas entradas no podrían entenderse sin ti, me gustaría que está entrada de sentido a algunas de las tuyas.
Mi libro favorito es "Días de Reyes Magos", no por lo que sucede en el libro, que en si es una historia fantástica, sino por la manera en que se narra y por una teoría que saqué de esta novela y que aplico a diario a mi vida: la teoría de que los ángeles existen.
No es la primera vez que escribo acerca de esto, pero me parece que es algo que deberíamos tener presente cada día porque este tipo de personas no están tan lejos de nosotros como podemos pensar a veces, pueden estar en cualquier lugar, pueden ser la persona que se sienta cinco minutos a nuestro lado en el autobús por la mañana, la chica joven encargada de la limpieza que te saluda todos los días y te pregunta cómo te encuentras, o ese compañero de clase tímido con el que nunca te has parado a hablar. Este tipo de personas son como los libros que te ponen los pelos de punta, no puedes evitar preguntarte cómo sería tu vida si no les hubieses llegado a conocer, hacen que te des cuenta de lo chiquitito que eres en este mundo tan grande, y su existencia hace que sientas que tu vida sea mucho más llena y satisfactoria.
Para mi tú eres una de esas personas, y no quiero que nunca lo olvides, por todo lo que hemos escrito y nos queda por escribir, no te detengas, quedan muchas historias que contar.

miércoles, 8 de mayo de 2013

No digamos más por ahora

Pasaron casi dos meses hasta que me encontré con fuerzas para leer el libro que me regaló antes de marcharse. A veces no puedo dejar de pensar en lo curiosa que es esta etapa de la vida, tenemos relaciones, conocemos a muchísima gente, pero lo primero que hacemos ante todo es poner barreras para protegernos, infinidad de ellas... y aun así da igual, porque si te gusta alguien por mucho que lo disimules de cara al exterior por dentro te vas a sentir derrotado cuando se marche.

Cuando empecé a leer "El vendedor de Cuentos" no salía de mi asombro con la cantidad de similitudes que tenía nuestra historia con la que estaba leyendo. No podía evitar preguntarme acerca del asombro que sentiría ella cuando nos conocimos, cuando echamos a andar juntos, pero ahora es demasiado tarde para preguntárselo. Son las reglas del juego, si eres mayor para jugar, lo eres también para saber cuando parar.
No pude evitar escribirle nada más terminar de leer el libro, hacía mucho tiempo que no sentía una sensación similar al acabar una novela, no se si era porque entendía en mis carnes parte de la historia o porque realmente era un buen escrito. Supongo que un poco de ambas. Le agradecí que se hubiese tomado la molestia de hacerme ese regalo, para mi significaba tanto como un beso. No podía evitar sentir un poco de nostalgia al tomar conciencia de lo lejos que ella se encontraba, pero tampoco le daba demasiada importancia, estaba convencido de que tarde o temprano volveríamos a tener un momento para nosotros.
Por supuesto callé todas las promesas que no iba a ser capaz de cumplir por entonces. A veces es mejor esperar un tiempo hasta que las circunstancias estén de tu parte, pero en cualquier caso estaba totalmente convencido de que ninguno de los dos olvidará nunca aquel desastroso encuentro de una lluviosa noche de noviembre.

lunes, 8 de abril de 2013

Por favor, que no se extinga nunca el fuego. Que no ceda tu corazón al desengaño y pierdas las ganas de alzar el vuelo. Que no te engañen con patrañas y falsos consejos de cómo jugar a este juego, porque por mucho que tratemos de imponer reglas, todos sabemos que sólo hay una única e innegable realidad: nacemos y morimos, y dentro de ti sabes que lamentarás donde quiera que estés cuando esto haya acabado el no haber aprovechado esos instantes en que tuviste la oportunidad de ser auténticamente tú, con todas sus consecuencias. Salvo en los estudios y en el trabajo, el resultado no siempre es lo importante. Quizás la experiencia, haber probado el sabor de lo dulce y después lo amargo te haga adquirir una nueva perspectiva sobre qué camino debes escoger.
A lo que vamos, juega. Juega siempre, pase lo que pase. Porque si no juegas, no puedes ganar ni perder y por tanto no puedes sentirte alegre o frustrado, salvo por el hecho de no haberlo intentado. A veces es mucho más difícil cargar con ese dolor que con todas las pequeñas frustraciones.

http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=pnIJrbwjlZA&NR=1

domingo, 24 de marzo de 2013

El vivero

Sonó el pitido final del partido y con él, todos los nervios se transformaron en sonrisas. Todos nos dimos unas palmaditas en la espalda y cogimos el coche para ir rápidamente a un bar a celebrar la victoria. Hablamos de todo, de las cantadas, de los errores, de los goles... pero siempre con una cerveza por delante. Por eso este año era diferente de los demás, es cierto que pocos años íbamos a tener tan buenos como este, y mas teniendo en cuenta que al año siguiente subíamos de categoría, pero se trataba de aprovecharlo al máximo. Los partidos importantes se preparaban con unas pizzas en casa la noche anterior, aunque al final acabábamos jugando a la play. Y ganábamos, y por eso sabía todo mejor. Habíamos pasado un par de años duros, cuando las cosas no nos sonreían tanto, pero seguíamos jugando juntos y es quizás por el hecho de haber pasado juntos los ratos amargos, que ahora que sentíamos que éramos los mejores, todo sabía un poquito mejor.

Quedaba mucha liga todavía por delante, y era muy probable que no ganásemos e incluso que quedásemos fuera de los tres primeros puestos, pero aun así me sentía afortunado porque era consciente de que dentro de muchos años, cuando ya las rodillas no me dejen seguir jugando, podría mirar atrás con alegría y recordar que hubo una época en que éramos los mejores, y teníamos el lujo de sentirnos como auténticos dioses, todos iguales, todos juntos.

martes, 19 de marzo de 2013

Donde quiera que estés

Salimos los tres del coche, nos abrazamos cariñosamente y prometimos volver a vernos lo antes posible.

-Espera aquí, ahora vuelvo.

Esperé de pie apoyado en la puerta delantera de mi coche. El sol ya empezaba a ocultarse y hacía algo de frío. Estaba considerando seriamente la idea de ir al maletero a por el abrigo, pero me encontraba cómodo con la sudadera y la bufanda, así que en un alarde personal de hombría permanecí  impasible como si soplase una agradable brisa de verano. Cuando ellas doblaron la esquina empecé a sintetizar las emociones de aquel día, pero apenas podía contenerlas. Iba a necesitar una buena charla después de este momento, llamé a Mayo, pero no lo cogía. Eli si. Le di un adelanto y la garantía de vernos en veinte minutos. Colgué, ella regresaba.

- ¡Date la vuelta, no me mires!

Me giré automáticamente hacia los árboles que separaban aquella urbanización de la autopista, pero mi curiosidad me hizo volver rápidamente la vista al cabo de unos segundos. Vi que llevaba unas llaves de un coche, me di de nuevo la vuelta y esperé durante un par de minutos.

-Ya puedes darte la vuelta

Eran tres regalos, con tres dedicatorias: "Para ti", "Para mi", "Para nosotros".
Nos abrazamos. Me pidió que no volviese a besarla, que era lo mejor para ella. Nos miramos brevemente a los ojos. Aunque me encantaba mirarla como lo había hecho estos últimos días sabía que corría un gran riesgo si lo hacía.

-Me la jugué. Lancé la misma pregunta de aquella noche mágica unos meses atrás : ¿Quieres que vuelva a pasar?

- No puedo contestar ahora a eso.

Sonreí. Nos abrazamos de nuevo y me disculpé por ser tan malo con las despedidas. Le di las gracias por todo y corrí a meterme dentro del coche.
Arranqué y la vi por última vez antes de tomar la salida de la urbanización. Llevaba una funda de guitarra en la espalda. Nos sonreímos y pisé el acelerador.

sábado, 9 de marzo de 2013

Sometimes we cry

Aquel martes llegué a casa muy estresado.

Crucé la puerta diciendo un escueto "hola", deje el abrigo y la bufanda tirados en la silla y subí las escaleras corriendo para encerrarme en mi habitación a pensar en mis cosas. Me sentía asfixiado por todo lo que tenía que hacer, no conseguía calmarme para poner en orden mis pensamientos y dictar un plan de acción coherente para el martes. Pensé que quizás lo que necesitaba era escribir, así que rescate el ordenador portátil a hurtadillas del salón y me lo llevé como un trofeo a mi cueva. Nada, pasaban los minutos y mirar fijamente la página en blanco del word no hacía que las cosas cambiasen.

Me tumbé en la cama y cerré los ojos con la esperanza de echar una pequeña siesta antes de cenar, pero no había manera, mi descanso era perturbado por los aullidos musicales del móvil de mi hermano que atravesaban la pared que separaba nuestras habitaciones. Pensé en levantarme para darle cuatro voces y que bajase el volumen, pero en lugar de ello me puse a escuchar la música.

Fue la solución, como cuando quedas a tomarte unas cañas con un amigo para contarle tus problemas y en el momento álgido de la conversación, cuando crees que ya no puedes más y vas a explotar, él posa su mano sobre tu hombro y te dice que no te rayes. Caí dormido con la voz de Van Morrison hasta que mamá me despertó para ir a cenar. Aquella noche descubrí dos cosas: que mi hermano nunca dejará de sorprenderme, y que me siento mucho mejor escribiendo en primera persona. Lo de que la música mueve el mundo creo que ya lo sabemos todos, aunque a veces intentemos engañarnos.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Su cuento

"¡Cállate!" Le decía mamá cada vez que él le contaba sus problemas en el colegio, "Los amigos vienen y van, están, cuando están, para lo que están" Esta frase le recorría por dentro como un vaso de aceite hirviendo, pero con el paso de los años ha ido descubriendo que quizás estas palabras no iban para nada desencaminadas.
Todo sucedió súbitamente, el día que decidió definitivamente romper con una parte de su mundo rutinario, cuando comprendió que el secreto estaba en aprender a saber con quien podía compartir las cosas que le pasaban, y si no era capaz de encontrar a alguien de quien fiarse, ¿qué iba a hacer?
 Fue entonces cuando comenzó a escribir, porque por lo menos los cuadernos de notas que llenaban sus cajones sólo se chivarían a su madre alguna que otra mañana de sábado en caso de que decidiese cotillear en su habitación mientras pasaba el aspirador. Nadie más solía entrar en su cuarto. Pasó el tiempo, tan rápido como cambian los semáforos de color, hasta que un día alguien más entro en su cuarto y, mira por donde, le dijo que esos cuadernos eran una maravilla, que era realmente bonita la manera que tenía de expresarse ante la vida. Él al principio se sonrojo y pensó que simplemente estaba siendo adulado, pero una parte de su interior le animó a dejarse llevar y entonces sacó un par de cuadernos, más chiquititos, más íntimos. Ella apenas podía contener las lágrimas cuando terminó de leer la historia. Le confesó que le parecía un crimen que el mundo no tuviese la oportunidad de conocer aquella historia. Él le contestó que para llegar a conocer una historia, lo primero que tenemos que hacer es estar dispuestos a escuchar.

martes, 26 de febrero de 2013

Como si fuese ayer

Un coche verde aparcó en la puerta de la estación. Él ya estaba esperando de pie en la puerta: un chándal de adidas con la capucha puesta insinuando unos enormes cascos blancos.
Estás más gordo -dijo el conductor mientras bajaba la ventanilla del coche.
-Yo te recordaba con algo mas de pelo, respondió con una sonrisa.
En el trayecto desde la estación hasta mi casa nos pusimos al día acerca de los temas mas lógicos, los importantes vendrían después. Cuando entramos por la puerta mi madre apenas le recordaba. Habían pasado 3 años y medio desde aquellas increíbles dos semanas. Puedo asegurar que aquella fue la única vez que fui a la playa y no me puse moreno porque, en aquel verano, mi verano de segundo de bachillerato, aprendí a mirar el mar con otros ojos. Descubrimos que la playa si que podía ser nuestra y todas las noches la recorríamos corriendo antes de llegar a casa a dormir cuando los primeros coches sonaban. Para mi todos los veranos son el cielo, pero estoy seguro de que nunca he sonreído tanto a las estrellas como aquellas noches. Aprender a escuchar lo que dicen las olas es un privilegio que no todo el mundo tiene la suerte de poder compartir.

Y aquí nos encontrábamos ahora, como si no hubiese pasado el tiempo, ambos disfrazados preparados para morir juntos aquella noche, como debía ser, y quemar la play a la mañana siguiente.

El resto de detalles se los reservan los autores de la historia, tan solo dar gracias por estos momentos que te da la vida, porque son los que realmente hacen que las cosas tengan auténtico valor.