lunes, 3 de marzo de 2014

Volverte a ver

Se volvieron a encontrar. Cuatro años después, cuando ella perdió el miedo y él la vergüenza. Ella ya no era aquella chica insegura que no se atrevía a gritar lo que pensaba. Él ya no era aquel chico asustadizo que no sabía cómo abrazar suave. Ella ya no empezaba los libros por el final. Él había descubierto que había novelas románticas que merecía la pena leer. Ella pasaba más tiempo contando las estrellas que mirando la luna. Él prefería bañarse en el mar a quedarse mirándolo. Ella ya no regalaba sus besos porque sabía que valían más de lo que pensaba. Él había dejado de autocompadecerse, porque lo más divertido de las historias era vivirlas. Ella sonreía cuando le apetecía, gritaba cuando lo sentía y lloraba cuando lo deseaba, porque había encontrado lágrimas que no eran de tristeza. Él había aprendido que hay derrotas que saben mejor que las victorias. Ella no se acostaba sin dar las buenas noches a todos sus seres queridos. Él luchaba cada día por los suyos, porque de nada te sirve una buena historia si no tienes con quien compartirla.

Se miraron a los ojos y se sonrieron, no necesitaban más para decirse que se alegraban de haber encontrado la felicidad.