sábado, 25 de octubre de 2014

Himno de salir


https://www.youtube.com/watch?v=3SgcaZCLJFk


No nos convenzas, no nos importa
no necesitas una razón
esta noche salimos a muerte
hasta que amanezca el sol.

Que más da que tu jefe te explote
que todo te parezca un marrón,
si te escondes a salvo del mundo
nunca verás su color.

Si diste lo mejor que tenías
o si amaste sin contemplación
frente al rechazo,
hoy cantaremos esta canción.

No nos convenzas, no nos importa
no necesitas una razón
esta noche salimos a muerte
hasta que amanezca el sol.

Si tu risa te muerde las venas
sientes como salta el corazón
deja que se emborrachen las penas,
hoy gritaremos los dos.

Esta noche abandonas tu zona
de seguridad,
con amigos se rompen las reglas:
sale la espontaneidad.

Tantos sueños con tantas historias
que interpretarás.
Si te quedas sentado mirando
no sabrás qué pasará.

No nos convenzas, no nos importa
no necesitas una razón,
esta noche salimos a muerte
hasta que amanezca el sol.

Que más da que tu jefe te explote
que todo te parezca un marrón,
si te escondes a salvo del mundo
nunca verás su color.

(instrumental)

No nos convenzas, no nos importa
no necesitas una razón ,
esta noche salimos a muerte
hasta que amanezca el sol.

Que más da que tu jefe te explote
que todo te parezca un marrón,
si te escondes a salvo del mundo
nunca verás su color.

Cuando todo te viste de grises
y sonríes por contestación
si les contagias
no podrán disipar tu calor.

(instrumental)

martes, 14 de octubre de 2014

Emmersdorf

Si es cierto que cuando mueres ves tu vida pasar lentamente en imágenes en blanco y negro, espero poder ver otra vez el día que llegamos a parar a Emmersdorf. Habiendo salido de Praga por la mañana, a media tarde habíamos abandonado Viena a todo correr en busca de una ciudad más pequeña donde poder asentarnos. A medio camino vislumbramos un "arroyo" y no pudimos evitar la tentación de bañarnos en él. Cuando quisimos darnos cuenta, ya se nos había hecho de noche, de manera que acordamos parar a dormir en el primer pueblo que encontráramos. Y de esta manera dimos con Emmersdorf.

Nada más llegar nos encontramos con cuatro vascos, quienes nos indicaron que el "arroyo" en el que nos habíamos bañado era el río Danubio, ya que ellos estaban recorriendo "la ruta del Danubio" en bicicleta. Nos llevaron al restaurante más grande, por no decir casi el único, del pueblo. Y allí nos invitaba la gente a beber cerveza a cambio de canciones.

Aquella noche llovió como nunca. No ocurrió ningún otro "gran acontecimiento" aparte de lo mencionado. Pero tener la suerte de poder contemplar el Danubio cuando duerme, vigilado por los grandes palacios austriacos iluminados, mientras comes un jamón serrano del "Lidl" que llevas guardado en el maletero del coche, consigue por unas horas que el resto de cosas carezcan de importancia.

Deseo de verdad volver algún día y tener una conversación con el chaval que se quedó allí. Emmersdorf es la prueba de que un día fuimos inmortales.

Vaduz

Llegamos con tanta prisa que apenas tuvimos tiempo de detenernos, de pararnos a pensar que en aquella pequeña ciudad se encontraban más cosas que un castillo sobre un peñón, un par de hoteles y una tienda de souvenirs.
Las montañas juegan a pintar las briznas de hierba cuando el sol se esconde, y cada día echan a suertes a qué país regalarán la puesta de sol más bonita. Porque cuando estás allí has tenido que estar en otros muchos sitios, y es justo cuando esa idea ronda tu cabeza que te sientes un ser realmente privilegiado.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Texto sin drama


Ahora me veo.
 
Ahora me siento.
 
Ahora me pienso.
 
Pienso en mi y digo: “aquí estoy, me quiero así, como soy”. Es curioso, si ahora viniera alguna de las personas que me parecían más listas o más no sé qué que yo les diría que se fuesen, que ya no me cambio por nadie. De hecho, me dan ganas de decirles: “Ay, lo que os perdéis por no ser yo”.

He descubierto que soy la leche. En serio, soy única/o, como todo el mundo. Más de siete mil millones de seres humanos; todos únicos.

Un ser único e irrepetible. Ahora empiezo a sentirme libre.