martes, 14 de octubre de 2014

Vaduz

Llegamos con tanta prisa que apenas tuvimos tiempo de detenernos, de pararnos a pensar que en aquella pequeña ciudad se encontraban más cosas que un castillo sobre un peñón, un par de hoteles y una tienda de souvenirs.
Las montañas juegan a pintar las briznas de hierba cuando el sol se esconde, y cada día echan a suertes a qué país regalarán la puesta de sol más bonita. Porque cuando estás allí has tenido que estar en otros muchos sitios, y es justo cuando esa idea ronda tu cabeza que te sientes un ser realmente privilegiado.

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