Ahora me veo.
Ahora me siento.
Ahora me pienso.
Pienso en mi
y digo: “aquí estoy, me quiero así, como soy”. Es curioso, si ahora viniera
alguna de las personas que me parecían más listas o más no sé qué que yo les
diría que se fuesen, que ya no me cambio por nadie. De hecho, me dan ganas de
decirles: “Ay, lo que os perdéis por no ser yo”.
He descubierto que soy la leche. En serio, soy única/o, como
todo el mundo. Más de siete mil millones de seres humanos; todos únicos.
Un ser único e irrepetible. Ahora empiezo a sentirme libre.
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