miércoles, 21 de noviembre de 2012

Toma el día

Qué dulces relatos tienen
los recuerdos de aquel día
el cielo nos demostró
que llueve de maravilla.

Así en Sevilla, de traje
adentramos sin ambages.
Nuestros pasos nos llevaron
por muchos diversos bares.

Y mientras, llueve que llueve
quizás fueron nuestros cantos
a algún alma de allá arriba
de su sueño despertaron
y enojada ante el engaño
de la vida que narramos
no encontró mayor placer
que el de cual ranas mojarnos.

Tantos millares de gotas
no lograron apagarnos
por fortuna conseguimos
en tejados resguardarnos.
Invita una copa amigo
mi alma continúa inquieta
mas no puedo cantar bien
con la garganta reseca.
Guitarras, alcohol y abrazos,
historias de desengaños,
risas, bromas y petardos
nuestro viaje decoraron.

Pero lo que más recuerdo
lo que más me deja marca
no fueron todos los premios
fue la suerte de encontrarla.

Juntos fuimos al amparo
de la noche sevillana
ella no quiso besar
parecía desconsolada
o quizás desconfiada
mis dudas desvanecieron
con un cruce de miradas,
sus ojos y su sonrisa
las farolas reflejaban
mientras sus labios de amor
y sentimientos hablaban.

Dolían como un punzón
los segundos que pasaban.
La temida realidad,
nuestro instante se acababa.
Antes de decir adiós
nuestras cartas se mostraban,
la promesa de un quizás
en verdad no consolaba.

Pero debo confesar
que mas vale conservar
la opción de poder luchar
a quedarme con las dudas
si besa como las demás
o lo hace como ninguna.

martes, 6 de noviembre de 2012

Espera tu turno

Porque emplear tus momentos de debilidad matando el tiempo no significa mas sino rendirte en tus esperanzas y sueños.

Esto es lo que mi amigo Miguel, por ejemplo, escuchaba en sus cada mañana mientras volvía andando del instituto a casa. Para darle una mayor fuerza a lo que quiero transmitir quizás debería contar que mi personaje era un chico con "graves" problemas, que apenas se socializaba o que la vida le había tratado duramente.
Entonces estaría mintiendo. Miguel es un chico normal, como tú y como yo. Sacaba seises y sietes en el instituto, salvo las mates, que solía suspenderlas el primer trimestre para ir después a remolque durante todo el curso, pero siempre acababa aprobándolas, más o menos justito. No es el chico más sociable del mundo, pero puede sentirse orgulloso de mantener amistades desde los cuatro años y de haber conocido a algún que otro personaje pintoresco. Cambió dos veces de grupo de amigos, a los trece y a los 17 años, pero nunca ha tenido que cambiar su forma de ser por nadie. Bueno, una vez estuvo a punto, conoció el amor por primera vez a los 18 años, me refiero al amor de verdad, a una persona de esas que viene arrasando como gran ola todos tus principios y frases repetidas hasta la sociedad en noches de viernes con tus colegas cuando sale el tema chicas: "yo no haría eso ni de coña... ¿ir de compras con una tía, ¡ni aunque fuese el pivón del siglo!... yo no me rallaría tanto pensando en una chica".
Y amó. Y ella también le amó, al menos durante unos cuantos meses, pero acabó intentando imponer su personalidad sobre la de Miguel, vamos lo que viene siendo manejarle, y las cosas empezaron a torcerse. Puedo decir orgulloso que nada de esto salpicó a los amigos de Miguel en ningún momento, él nunca nos dejó de lado a pesar de que a ella no le caían bien y quizás por eso fue que cuando rompieron los males de amores no le duraron más de un par de meses a mi amigo. Aun así, tuvo una época en la que andó algo perdido, cosa de un año o año y medio. Sigue sin embargo agarrándose a su música, a sus amigos y a todas las cosas buenas que le daba la rutina del día a día durante el curso, disfrutando con nosotros con las cosas buenas que nos suceden y permaneciendo al pie del cañón en los momentos duros, y esto es lo que le hace, lo que nos hace grandes en conjunto, porque hay pocas cosas en la vida que te unan más a alguien que permanecer juntos durante largo tiempo, en lo bueno y sobretodo en lo malo, que es cuando más nos cuesta poner buena cara, quizás porque es cuando más nos cuesta reprimir nuestras sombras y nos importa menos lo que los demás puedan pensar acerca de cómo somos en realidad. O simplemente sea fruto de una etapa de sinsentidos en la que no seamos realmente conscientes de las repercusiones que tienen nuestros actos.

En cualquier caso, nos llamó a todos en estos tiempos un poquito oscuros (a pesar de que las ciudades están más iluminadas que nunca) a no dejarnos llevar por las circunstancias y a ser siempre fieles a nosotros mismos, porque al fin y al cabo somos la única persona que, queramos o no, nos va a acompañar hasta el día que cerremos los ojos definitivamente. Hasta entonces: observar, escuchar y especialmente, aprender a tener paciencia.



P.D. La primera frase de la entrada es la traducción de una frase de la canción "Survive", del grupo "Rise Against".