miércoles, 21 de noviembre de 2012

Toma el día

Qué dulces relatos tienen
los recuerdos de aquel día
el cielo nos demostró
que llueve de maravilla.

Así en Sevilla, de traje
adentramos sin ambages.
Nuestros pasos nos llevaron
por muchos diversos bares.

Y mientras, llueve que llueve
quizás fueron nuestros cantos
a algún alma de allá arriba
de su sueño despertaron
y enojada ante el engaño
de la vida que narramos
no encontró mayor placer
que el de cual ranas mojarnos.

Tantos millares de gotas
no lograron apagarnos
por fortuna conseguimos
en tejados resguardarnos.
Invita una copa amigo
mi alma continúa inquieta
mas no puedo cantar bien
con la garganta reseca.
Guitarras, alcohol y abrazos,
historias de desengaños,
risas, bromas y petardos
nuestro viaje decoraron.

Pero lo que más recuerdo
lo que más me deja marca
no fueron todos los premios
fue la suerte de encontrarla.

Juntos fuimos al amparo
de la noche sevillana
ella no quiso besar
parecía desconsolada
o quizás desconfiada
mis dudas desvanecieron
con un cruce de miradas,
sus ojos y su sonrisa
las farolas reflejaban
mientras sus labios de amor
y sentimientos hablaban.

Dolían como un punzón
los segundos que pasaban.
La temida realidad,
nuestro instante se acababa.
Antes de decir adiós
nuestras cartas se mostraban,
la promesa de un quizás
en verdad no consolaba.

Pero debo confesar
que mas vale conservar
la opción de poder luchar
a quedarme con las dudas
si besa como las demás
o lo hace como ninguna.

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