Sonaba "open your eyes" mientras salía de una enredadera de bloques de viviendas y vislumbraba por fin en el horizonte la Sierra de Guadarrama. Sentí un fuerte soplo de viento y continué mi camino. Al cabo de un cuarto de hora ya me encontraba en el campo, siguiendo la carretera que conducía a mi destino: una ermita. El ruido del tráfico se iba debilitando mientras el aroma de los pinos se posaba en mis pulmones, estaba consiguiendo mi objetivo, pero entonces tuve un pequeño desliz, un momento de debilidad y si, debo reconocerlo, pensé.
Y di zancadas todo lo rápido que podía. Sonaba "we´re all to blame". Daba igual cuánto acelerase, podía oir las pisadas de mis pensamientos a una distancia lo suficientemente peligrosa como para terminar deteniéndome. Pero no era el día de detenerme. Entonces sonó "Survive", de Rise Against. Disminuí mi ritmo hasta dejar que mi sombra me alcanzase, y corrí de la mano con ella los últimos metros que me separaban hasta llegar a la entrada de la ermita.
Cuando llegué sonaba "with me", de sum41. Dejé de correr en cuanto cruce la vaya que delimitaba la parcela. Había llegado en el momento oportuno, estaba atardeciendo. Bebí un poco de agua en la fuente y tras echar un breve vistazo al campanario me senté en un banco a contemplar la espléndida puesta de sol. Un sol redondo como una incandescente yema de huevo se asomaba aún tímidamente entre las montañas, iluminando el embalse de Santillana. Podía oirse a lo lejos el sonido de los coches que circulaban por la carretera de Soto y los autobuses que salían de la cárcel. Sin duda alguna era una imagen digna de conservar para siempre en la memoria. Aguanté un par de minutos hasta que el último hilo de luz se ocultó tras la sierra y liberé todos mis pensamientos. Entonces llegaron los agobios, la inseguridad, la incertidumbre y la desesperación. Sentí como se aceleraba mi corazón y decidí sacar todo lo malo de dentro de mi.
Y grité. Grité desesperadamente como cuando caes en una montaña rusa, como cuando te piden que cuentes una injusticia que llevas años callando. Grité con el coraje del que se aferrra a lo que tiene. Grité con todas mis fuerzas hasta que salió todo el aire de mis pulmones. Grité porque lo necesitaba, porque no importaba nada más en ese instante. Grité porque había decidido ser libre, con todas sus consecuencias.
Antes de regresar a casa hice jurar a los árboles que me cobijaban que guardarían mi secreto.
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