lunes, 8 de abril de 2013

Por favor, que no se extinga nunca el fuego. Que no ceda tu corazón al desengaño y pierdas las ganas de alzar el vuelo. Que no te engañen con patrañas y falsos consejos de cómo jugar a este juego, porque por mucho que tratemos de imponer reglas, todos sabemos que sólo hay una única e innegable realidad: nacemos y morimos, y dentro de ti sabes que lamentarás donde quiera que estés cuando esto haya acabado el no haber aprovechado esos instantes en que tuviste la oportunidad de ser auténticamente tú, con todas sus consecuencias. Salvo en los estudios y en el trabajo, el resultado no siempre es lo importante. Quizás la experiencia, haber probado el sabor de lo dulce y después lo amargo te haga adquirir una nueva perspectiva sobre qué camino debes escoger.
A lo que vamos, juega. Juega siempre, pase lo que pase. Porque si no juegas, no puedes ganar ni perder y por tanto no puedes sentirte alegre o frustrado, salvo por el hecho de no haberlo intentado. A veces es mucho más difícil cargar con ese dolor que con todas las pequeñas frustraciones.

http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=pnIJrbwjlZA&NR=1