Esta carta va dedicada a todas y cada una de las personas
que forman parte de la plantilla Parma Calcio 1913.
Buenos días,
Mi nombre es Santiago. Mi primer encuentro con el ParmaF.C.
tuvo lugar hará unos 20 años, cuando llegó a mis manos un juego de ordenador de
fútbol de la liga italiana. A la hora de elegir equipo, como tan solo tenía 6
años, solía elegir el que a mi parecer tenía el escudo más bonito. De esta
manera tan sencilla, siendo tan pequeño, tuve conciencia por vez primera de los
nombres de Crespo, Zé Maria, Chiesa, Cannavaro, Sensini o Buffon, entre muchos
otros. Me encantaban los colores azul y amarillo de la camiseta, tanto que no
podía dejar de preguntar a mi padre y a mis tíos sobre el Parma. Era la época
dorada, después pasaron muchas cosas que todos conocemos, pero desde entonces
no he parado de seguir a este club.
El motivo por el que escribo esta carta es para enviarles mi
total apoyo, porque vivo en España y ahora no soy capaz de ver los partidos del
equipo en directo, pero todos los fines de semana miro las páginas de
resultados para conocer lo antes posible cómo ha ido la jornada. Sé que el
Parma volverá a lo más alto, estoy completamente convencido de ello por el calor
de su afición, la pasión de todo el cuerpo técnico y el talento de los
jugadores que visten sus colores, pero eso no es lo importante hoy. Hoy quiero
pedirles un favor, les pido que cojan sus camisetas, miren sus dorsales y
valoren los colores que defienden, porque yo no tengo la suerte de conocerles
en persona, ni siquiera sé si llegará el día en que pueda hacerlo, pero aunque
no pueda ponerles rostro, puedo prometerles que cada uno de ustedes tiene
ganado un lugar en mi corazón, desde el capitán hasta los encargados del
mantenimiento de las instalaciones.
Pasarán los años y Parma volverá a tener un equipo en la
Serie A, y el mundo conocerá el nombre de los futuros Adrianos, Crespos, Zolas
o Giovincos, pero cada vez que una nueva estrella marque un gol, yo pensaré en
todos ustedes, en los que están ahora, en los que ponen su vida por el club
cuando más lo necesita, cuando a nadie le interesa si ganan o pierden, a nadie
menos a quienes tienen el corazón gialloblu. Apuntaré el nombre de todos y cada
uno de ustedes, y algún día, podré contar a mis hijos la historia de cómo el
Parma cayó y volvió a levantarse, como hacemos todos en nuestras vidas.
Sigan luchando, ganen, pierdan, rían y lloren de rabia, pero
no olviden nunca por qué luchan, no olviden que no están solos, porque cuando
visten la camiseta del Parma, todos los corazones de los aficionados laten con
el suyo. Ustedes son un ejemplo de superación y constancia. Puedo prometerles que
un día cumpliré mi sueño de visitar el Ennio Tardini y decirles en persona
estas mismas palabras. Sé que con el paso de los años algunos se irán y otros
llegarán, pero no importa, no olvidaré a ninguno de ustedes, porque ninguno de
ustedes olvidó el valor del club que están levantando. Cuando llegue el día del
ascenso a la Serie A, si il capitano sigue en el campo, todos los medios
deportivos hablarán de su hazaña, de cómo juró lealtad a estos colores desde
los momentos más difíciles y superó todos los obstáculos, y me da mucho coraje
pensar que ni siquiera mencionen al resto de ustedes, a los que empezaron y a los que
culminaron el sueño. Todos sabemos que un hombre solo no puede levantar un
equipo, de manera que, sigan juntos, luchando como hermanos, sintiendo nuestro
apoyo, y no habrá nada que no puedan conseguir.
Gracias por formar parte de este club, ¡FORZA PARMA!