domingo, 9 de octubre de 2016

Gialloblu

Esta carta va dedicada a todas y cada una de las personas que forman parte de la plantilla Parma Calcio 1913.

Buenos días,  
Mi nombre es Santiago. Mi primer encuentro con el ParmaF.C. tuvo lugar hará unos 20 años, cuando llegó a mis manos un juego de ordenador de fútbol de la liga italiana. A la hora de elegir equipo, como tan solo tenía 6 años, solía elegir el que a mi parecer tenía el escudo más bonito. De esta manera tan sencilla, siendo tan pequeño, tuve conciencia por vez primera de los nombres de Crespo, Zé Maria, Chiesa, Cannavaro, Sensini o Buffon, entre muchos otros. Me encantaban los colores azul y amarillo de la camiseta, tanto que no podía dejar de preguntar a mi padre y a mis tíos sobre el Parma. Era la época dorada, después pasaron muchas cosas que todos conocemos, pero desde entonces no he parado de seguir a este club.
El motivo por el que escribo esta carta es para enviarles mi total apoyo, porque vivo en España y ahora no soy capaz de ver los partidos del equipo en directo, pero todos los fines de semana miro las páginas de resultados para conocer lo antes posible cómo ha ido la jornada. Sé que el Parma volverá a lo más alto, estoy completamente convencido de ello por el calor de su afición, la pasión de todo el cuerpo técnico y el talento de los jugadores que visten sus colores, pero eso no es lo importante hoy. Hoy quiero pedirles un favor, les pido que cojan sus camisetas, miren sus dorsales y valoren los colores que defienden, porque yo no tengo la suerte de conocerles en persona, ni siquiera sé si llegará el día en que pueda hacerlo, pero aunque no pueda ponerles rostro, puedo prometerles que cada uno de ustedes tiene ganado un lugar en mi corazón, desde el capitán hasta los encargados del mantenimiento de las instalaciones.
Pasarán los años y Parma volverá a tener un equipo en la Serie A, y el mundo conocerá el nombre de los futuros Adrianos, Crespos, Zolas o Giovincos, pero cada vez que una nueva estrella marque un gol, yo pensaré en todos ustedes, en los que están ahora, en los que ponen su vida por el club cuando más lo necesita, cuando a nadie le interesa si ganan o pierden, a nadie menos a quienes tienen el corazón gialloblu. Apuntaré el nombre de todos y cada uno de ustedes, y algún día, podré contar a mis hijos la historia de cómo el Parma cayó y volvió a levantarse, como hacemos todos en nuestras vidas.
Sigan luchando, ganen, pierdan, rían y lloren de rabia, pero no olviden nunca por qué luchan, no olviden que no están solos, porque cuando visten la camiseta del Parma, todos los corazones de los aficionados laten con el suyo. Ustedes son un ejemplo de superación y constancia. Puedo prometerles que un día cumpliré mi sueño de visitar el Ennio Tardini y decirles en persona estas mismas palabras. Sé que con el paso de los años algunos se irán y otros llegarán, pero no importa, no olvidaré a ninguno de ustedes, porque ninguno de ustedes olvidó el valor del club que están levantando. Cuando llegue el día del ascenso a la Serie A, si il capitano sigue en el campo, todos los medios deportivos hablarán de su hazaña, de cómo juró lealtad a estos colores desde los momentos más difíciles y superó todos los obstáculos, y me da mucho coraje pensar que ni siquiera mencionen al resto de ustedes, a los que empezaron y a los que culminaron el sueño. Todos sabemos que un hombre solo no puede levantar un equipo, de manera que, sigan juntos, luchando como hermanos, sintiendo nuestro apoyo, y no habrá nada que no puedan conseguir.

Gracias por formar parte de este club,  ¡FORZA PARMA!

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