martes, 25 de mayo de 2010

Hasta dónde puede llegar una palabra

Mírame.
Soy una parte de ti plasmada en este papel. Ya sé que no te gusto pero, ¿te has preguntado si tú me gustas a mi? No tengo la culpa, no puedo elegir lo que soy, lo que lees. No soy nada. Soy un susurro que escapó de tus labios una noche de verano, soy ese recuerdo; esas risas, esa tarde con ella, las caricias, los besos... Soy un sueño que nace: miel, ébano, éter; otro que muere: sangre, sudor y lágrimas. Y por no ser, no soy nada.
Así pues, termina conmigo. Pero antes de que los pliegues del papel se claven en tu mano, deja que te diga una cosa: llevas el fuego de Valente.
No escribes la tinta, te escribes con ella, con la pasión de todas las plumas que buscan, al igual que tú, cambiar el sentido de giro del mundo.
Soy un pedazo de vida que grita de alegría consumido por una llama que se aviva a cada momento con la llegada de nuevos hermanos.
A vosotros os toca continuar el cuento. No dejéis que se apague.

1 comentario:

  1. Este texto tiene un algo especial que todavía no sé definir. Me gusta mucho.

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