lunes, 16 de agosto de 2010

Angel

No puedes controlarlo.

No sabes qué es, como se comporta, como se siente, solo sabes que de repente llega y, te tiene. Intentas mantener la compostura aunque sabes que es imposible. Puede estar escondido en cualquier lugar, una pelicula, hasta en una canción. Te das cuenta de ello cuando piensas en ella, pues si en ese momento te alcanza ya no hay solución. Y entonces, piensas. ¿Piensas, o escuchas lo que te dice por dentro? Dice unas verdades como puños. No es lo que deseas oir, sino lo que deseas sentir, lo que realmente anhelas. El problema viene cuando piensas por segunda vez en ella. No puedes creerte cómo eres en este momento, tan solo sabes que tienes que compartirlo con ella. La llamas, y cierras los ojos.

No cogerá el teléfono. Ni esta, ni las siguientes veinte veces. Deberías irte a dormir si puedes, es la única manera de conseguir que se te pase.
Por dentro te ríes porque no sabes si mañana serás capaz de expresar con las mismas palabras lo que hoy sentías.
Bueno, siempre puedes esperar a la próxima vez, puede que valga la pena correr el riesgo.

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